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(12) 3966-1081Liturgia Diária 01/07/2018 – 13º Domingo del Tiempo Común
Evangelio (Marcos 5:21-43)
Evangelio (Marcos 5:21-43)
— El Señor esté con vosotros.
— Él esta en nuestro medio.
— Proclamación del Evangelio de Jesucristo + según Marcos.
— Gloria a Ti, Señor.
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. 22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.» 24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me alvaré.»
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» 31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”» 32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. 33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.
34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.» 35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos dicendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» 36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»
37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.» 40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice: « Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.» 42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.
— Palabra de la Salvación.
— Gloria a Ti, Señor.
Homilia
Saber acoger lo que viene de Dios no es, simplemente, escuchar lo que queremos, pero es dejarlo formar y hablar con nosotros
“Todavía le quedaba uno: ése era su hijo muy querido. Lo mandó por último, pensando: «A mi hijo lo respetarán. Pero los viñadores se dijeron entre sí: «Este es el heredero, la viña será para él; matémosle y así nos quedaremos con la propiedad.” (Mc 12, 6-7).
El Evangelio de hoy nos señala el drama del rechazo. Es una parábola que seguimos con bastante atención y percibimos que los agricultores rechazaron los empleados, los demás enviados y, por último, el hijo del dueño de aquella viña.
El egoísmo humano, cerrado en sí mismo, solo acoge lo que le conviene. Cuando el corazón humano es egoísta, él solo acoge lo que está de acuerdo con lo que él piensa, cree y quiere. Si no esta de acuerdo con sus conveniencias, él rechaza y no acoge. Y así cada uno va formando su fe o su conciencia de fe, de acuerdo con sus subjetividades.
Dios nos habla, muchas veces, o deja de hablarnos por la boca de aquellos que nosotros rechazamos, a comenzar por los niños. Dios habla por la boca de lo pequeñitos, por la boca de las personas más sencillas, por los más pobres, por aquellos a quienes no damos valor.
Creamos un prototipo de Dios, y por causa de eso, creamos el prototipo de quien habla en nombre de Él y de quien no habla. Solo podemos acoger lo que es del Señor si el corazón se desarmar, quitar las cercas que ponemos en él, para que no entre lo que no queremos. El corazón necesita desarmar por la vía de la humildad, para que Dios hable a la profundidad de nuestro corazón, para que Él hable en el más intimo de nosotros.
Saber acoger lo que viene de Dios no es, simplemente, escuchar lo que queremos, pero es dejarlo formanos y hablar con nosotros, dejarlo guiar, es acoger lo que no queremos escuchar, para que Él va formándonos y rompiendo las raíces de nuestro orgullo y de nuestra soberbia.
Dios habla mucho, pero, muchas veces, nosotros lo escuchamos poco, porque escuchamos solo lo que queremos.
¡Dios te bendiga!
Fonte: Homilia Canção Nova https://homilia.cancaonova.com/es/homilia/saibamos-acolher-o-que-deus-nos-fala/?sDia=4&sMes=06&sAno=2018